Todos los equipos de fútbol
tienen un referente, un ídolo histórico. Es difícil imaginarse un equipo de
fútbol que no tenga la magia o la entrega especial de una persona, aquella que
salva partidos como pueda y contra quien sea. Sin saberlo Rafael Loredo marcó
un impase en la historia de la USAC, trajo a la persona que años después se
convertiría en el máximo goleador de todos los tiempos y el jugador más
importante que ha vestido los colores de la Universidad: Carlos Kamiani Félix
Suenaga. El ídolo llegó a la U cuando tenía veintidós años, su juventud se la
entregó al equipo más longevo del fútbol guatemalteco. La U, nuestra vieja
institución le absorbió la juventud a Kamiani y lo vio consolidarse como
jugador y persona. Dejó y empezó aquí lo que seguramente él se imaginó vivir en
México, disfrutar su juventud y construir una familia.
Kamiani tenía un año de estar en
la U y ya se subía a la malla del Estadio Revolución para celebrar con la
afición el gol del campeonato contra Coatepeque, cuando la U jugaba todavía en
primera división. Ha aparecido en los momentos críticos e importantes del
equipo, sus goles nos han dado ascensos, permanencias y anhelos. Nunca ha
abandonado al equipo, ni cuando la U es un barco que naufraga, se ha quedado en
las derrotas y en los descensos. Siempre ha dado la cara a pesar de que la
junta directiva le ha dado muchas veces la espalda a él y otros jugadores del
equipo.
Ha anotado goles de diversas
formas y a diferentes equipos. Tiene una devoción especial con meterle goles de
tiro libre a los rojos, a los cremas los ha elegido para terminar sus malas
rachas y para remontar partidos en los últimos minutos. Cuando quiere meter
cuatro goles en un partido ha elegido como víctima a Marquense, a Xela cuando
tiene que salvar con un doblete un partido en diez minutos, a Halcones para
lucirse con goles de taquito y a Iztapa cuando decide romper records
históricos. Ha celebrado sus goles con sombreros, bailes, capuchas y chupándose
el dedo cada vez que le quiere dedicar un gol a Valentina, su hija.
Recuerdo de manera especial el
gol del campeonato contra Coatepeque en primera división, el gol de taco en la
Antigua y el gol del campeonato de Liga Mayor (que aún no lo mete pero tengo la
certeza que lo meterá). Su esposa y su hija tienen la dicha de compartir con el
jugador más importante de la historia de la U, ocho años no es una vida pero si
es una etapa que le cambio la vida al ídolo y al club. La U es universal y por
eso no puede resultar extraño que un mexicano sea el referente histórico.
Por su talento y consistencia
cada vez que se viene el final de temporada los seguidores de la U tenemos que
insistir con la consigna: “No se va, no se va, Kamiani no se va” porque siempre
se rumora que otro equipo lo contratará, no es de extrañar, cualquier equipo
serio anhela tener a un delantero como Kamiani.
¡No se va, no se va, el ídolo no
se va! Y si se va, le deseo todo el éxito posible aunque no sea con el equipo
de mis amores. Y si le tengo que mandar malas vibras para que no nos anote un
gol, lo tendré que hacer con la clara conciencia que es lo más importante que
le ha pasado a la U. Porque si bien una institución no se debe personificar,
tenemos que ser honestos y aceptar que precisamente son las personas las que
construyen una institución. No hay duda de que los aficionados universitarios
esperan nunca tener que ver como el ídolo nos anota un gol.
Si algún día se va, la portería
del lado del polideportivo extrañará sus tiros libres y sus chilenas, la red de
la portería pegada a la piscina nunca se inflará igual y la 23 tendrá que ser
retirada.
Este texto está dedicado a mi
ídolo deportivo desde que tengo catorce años, Carlos Kamiani Félix Suenaga.
Grande ídolo, el domingo clasificamos.
Por: Luis Guillermo Velásquez "piches".
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